¿ Rio+20 o Brasil+200 ? ¿A qué le vamos ?

Este viene siendo un año muy raro, por muchas razones. Si no hubiese alguna vez propuesto «Amar la incertidumbre» como lema estaría un poco nerviosa. Pero no, no lo estoy.

Hace rato, quería mucho DOS cosas: la primera era estar en la Rio+20, con los banners y la moneda Txai del Foro Social Mundial 2005, con un grupo de unas 10-15 personas como mínimo en la coordinación de una feria abierta. Pero mis socios actuales – todos menos de 30 – estaban ocupados con el estreno político de estar en una cumbre mundial y la verdad es que ya estuve en las ediciones del FSM 1-6, Porto Alegre x3, Mumbai, Caracas y otra más que no me acuerdo, Dakar, Lille. Además, Santa María 2003, 4, 5 y 2011. A mi favor, agregaría otras tantas intervenciones en universidades, sindicatos, associaciones barriales, siempre con el sacrosanto tema de las monedas sociales.

La segunda, en franca oposición, era estar con Carlos Henrique Castro, el fundador en São Paulo del primer club de trueque en Brasil, en la feria en Osasco, en el Centro de Referencia de Economía Solidaria, con la moneda SOL en uso por segunda vez.

No diría que estoy cansada de esas compañías a las que quiero tanto, de los que siempre nos vemos, pero algo me decía que era el momento de OTRA cosa, con otra profundidad: opté por volver a mis raíces que están en São Paulo, le di un abrazo que faltaba a uno de mis hermanos y me lancé al otro Brasil profundo, deuda que tenía hace casi tres años porque era difícil encontrar tantos días para combinar la llegada al Valle del Jequitinhonha, en el estado de las Minas Gerais, pero casi llegando a Bahia, la de San Salvador!

Entonces, no fui a Rio+20, sino a Brasil+200, porque se trató de un paseo por el futuro que está siendo sembrado por personas que no verán los frutos que otros cosecharán, pero que están trabajando para nuestros famosos «nietos», sin dejar de ser felices en el intento. Esa es una diferencia!

Por qué hablo siempre de los nietosy no de los hijos? Quizás porque nuestros hijos (la mayoría de ustedes) ya están jugados,  pero los que tienen menos de treinta están viviendo, en permanencia, la perplejidad de barajar y dar de nuevo. Nada más ni nada menos.

Carlos Henrique, Sueli y doña Zuleide (das Alagoas) me vinieron a buscar, como siempre, a la casa de mis hermanitas elegidas, y allá nos fuimos a esa Commedia dell’ Arte que empieza cuando se arma una feria con moneda social, que siempre termina con comentarios inéditos que reflejan todo eso que sólo ocurre una vez. Siempre es distinto. Fiorito. El Colegio Sarmiento. San Bernardo do Campo. Santa María. Osasco. Esa es la única cosa igual: siempre es diferente.

De Osasco, el sábado 16 salí con una colección de monedas SOL para mostrar en Minas, además de trocar mis palabras y grabaciones por una colección de ropa de verano, porque descubrí que en esta época «fresca» la temperatura permanece alredor de los 32-35ºC, ya que no llueve. Grabé muchas imágenes, entre las cuales no faltó la de Carlos Henrique ofreciendo «grandes oportunidades»: «Bufandas!!!! (cachecol!!!) para la dama o la joven! Vean qué maravilla!» gritaba incansable, inagotable, como siempre, pero distinto cada vez.

Llegué agotada a casa, porque circular en Sao Paulo es siempre agotador para quien no vive allí y no pude hablar durante un buen par de horas. Sólo pensaba, una y otra vez, que el cambio es posible!

A la noche siguiente,  partí hacia mi Brasil profundo, con mi colección de monedas sociales «Soles» de Osasco. Después de  22 horas en tres micros,  alcancé ese increíble lugar al que se le dice «Vale do Jequitinhonha».

Así llegamos, mi amiga Lolita y yo, a Araçuaí y a www.cpcd.org.br para ser más precisa. Todos hablan mucho más bahiano que mineiro por esos pagos, salvo que en vez de «O Xente!», dicen «Uai» cuando quieren decir UAI, uai… y «tren» para nombrar a la cosa específica. Filólogos, alerta.

A qué fui? A conocer la obra impulsada por Tião Rocha, poeta mineiro escondido en la piel de educador popular, que me hace recordar unos versos que escribí al empezar a salir de mi adolescencia: «Soy densa y sensible en la noche. Soy triste y soluble en el mar.» Así lo vi a Tião cuando nos encontramos luego de dejar Araçuaí y empezar a volver al «resto del mundo».

De la mano de un equipo de mujeres fuera de serie en calidez y disposición, para contar lo que era posible observar en tres días,  con Eliane, Dora y Flávia a la cabeza, días que parecen meses, conocí a gente indescriptible, niños felices capaces de responder a mi «desafío» de Marinheiro só (http://bit.ly/PQh6u4 ), donde yo misma inventaba letras que hablaban de mi, para provocarlos. Chicos con nombres como Ednilson, Redrixon (Sí!), Mansell y otros que no recuerdo, pero que  sólo existen en Brasil. Niños que reían conmigo a repetición, cuando les bailaba ridiculamente haciéndome la serpiente, niños que jugaban en una ronda sin tiempo, porque dura todo el tiempo que necesitan para empezar a hacer las «otras cosas», actividades que eligen cada día con sus maestras en contra-turno escolar y que producen resultados que sólo puedo nombrar ALUCINANTES. No tengo mejor palabra por ahora.

Pueden curiosear entrando al proyecto «Ser criança» (Ser niñ*) y ahí verán cómo se pone en práctica ese lema de mi mineiro Maestro Darcy Ribeiro: «Trabalho de criança é ser feliz»! Educación por el juego, en síntesis.

Después, visitamos la cooperativa «Dedo de gente» de la que salen muebles y esculturas en madera y hierro de una belleza soprendente, que desafiaba mi propósito de austeridad y de no comprar más de lo necesario! Compré varios objetos, que regalaré para felicidad de sus destinatarios… una licencia poética, digamos!

Al día siguiente, visitamos el Sitio Maravilla, proyecto de permacultura integral, con canteros en mandela, central inspiradora de las casas-maravilla y  jardines-maravilla donde se aprovecha todo lo que se puede aprovechar.

No sé de donde sale tanta sonrisa, tanta espontaneidad, tanto coraje natural para enfrentar el día a día, tanta esperanza. No puedo dejar de mencionar el encuentro carnal con el mismísimo Río Jequitinhonha, que caudaloso fluye hacia Bahía y en el que sólo mojé mis pies por entender que mi presencia era necesaria en la Feria de Trueque que realizaríamos el tercer día.

A los «meninos del cine de Araçuaí» no les pude mostrar las fotos de Osasco porque mi Ipad desapareció misteriosamente en uno de los micros del camino. Otro desafío – bien vivido – en mis prácticas de desprendimiento material,  lamentablemente no propiciador del desarrollo local…

Debo estar acercándome a la iluminación porque, en serio, en serio, sólo me importó perder las imágenes de la feria de Osasco para los chicos (y chicas…) de Araçuaí! Creo que las guardé bien en la retina y respondí al reto de hacer mejor. Porque, además de visitar todos los proyectos que allí se encuentran, de tocar a esos magos hombres y mujeres, hombrecitos y mujercitas que reinventan la vida cada día, hicimos la primer feria con la moneda social ARASSUSSA, que ya existía pero se ignoraba con ese nombre.

Con el incansable equipo del CPCD,  construimos monedas Arassussas con dibujos de los chicos del «Ser criança» y una feria donde más de sessenta personas de poco más de quince e menos de treinta años (unas cinco a penas mayores…) intercambiaron productos propios y reciclados hasta «resolver» el lastre del Ecobanco! Como en el Colegio Sarmiento de la Ciudad de Buenos Aires,  (www.1a1economia.blogspot.com  siguen las Ferias Azules, con moneda Azul, en Fiorito, en Osasco o San Bernardo do Campo ( www.padreleo.org.br)

Mostrando siempre que más importante que el dinero es el disfrute. En el decir del Proyecto Arassussa, FERIA: FIESTA+FARTURA! (fartura= abundancia)

Ese jueves 21 de Junio, durante tres horas, la misma magia: dinero que no es dinero ayuda a que cada uno encuentre lo que busca (o encontra sin buscar!) , todo filmado por  los protagonistas do Cinema Meninos de Araçuaí! Las sorpresas de cada quien, las risas, los  abrazos, sudores, regalos-sorpresa, botellita de agua para el viaje y allá me fui de vuelta al «resto del mundo», haciendo escala en Belo Horizonte para el encuentro ojo en el ojo con Tião, del que sería irrespetuoso hablar en tan poco tiempo.

Prometí que haría una síntesis y Tião es puro fluir, no se puede sintetizar. Tião no tiene apuro, tiene la medida justa de las cosas y camina sobre las aguas que él mismo hizo emerger. Cumple su destino que está definido desde siempre. Si pudiera, si tuviera poder para ello, le regalaría flores, sin sacarlas de la planta. Le regalaría frutos de mi jardín cuando los tenga, sabiendo que no los va a comer, porque vive de otra cosa. Parece que Tião no come. Pero hablamos mucho, casi cuatro horas. Y dejamos sentadas las bases de lo que podrá ser en un tiempito el Banco Comunitario Arassussa…

Cuando los meninos de Araçuaí me manden sus imágenes, las compartiré por cierto. Aunque sé que las que guardé en mi retina son inconmensurables.

Colorín, colorado, este cuento a penas ha comenzado.
Prometido. Prometado, como decía mi nieta Lara, en sus cuatro años,  hace un tiempo.

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